martes, 11 de junio de 2013

Goteo... o el retorno colectivo del crowdfunding


En pocos años, donde antes habitaba la certeza y la confianza, ahora mandan la duda y el desencanto. En este contexto han aflorado formas innovadoras de hacer frente a la crisis. Algunas de ellas tratan de facilitar el acceso a la financiación. En este sentido se podría afirmar que el crowdfunding está en auge. Ya que aportar cifras resulta algo arriesgado... daremos las de otros. Así, de acuerdo con Baeck y Collins (2013), en 2012 los "crowdfunders" contribuyeron con 2,7 billones de dólares, que ayudaron a financiar más de un millón de nuevos proyectos en el mundo.

La financiación colectiva o crowdfunding es una forma de financiación basada en aportaciones económicas, a menudo en pequeñas cantidades, proveídos a proyectos específicos por parte de personas de la comunidad. El objetivo es colectar dinero, generalmente haciendo uso de las posibilidades que ofrece Internet.

El fenómeno de la financiación en masa no es nuevo. Desde hace siglos las suscripciones públicas han sido utilizadas para afrontar proyectos de índole social como la construcción de edificios religiosos o incluso para terminar de construir la estatua de la Liberta en EEUU. La historia nos dice que el editor Joseph Pulitzer convocó a los estadounidenses del New York World a donar dinero para terminar la estatua. En menos de seis meses recaudaron más de 100.000 dólares gracias a aportaciones de 125.000 personas, la inmensa mayoría de las aportaciones fueron de menos de un dólar. Aquí en España tampoco sorprende a nadie la cuestación individual de fondos llevadas a cabo por organizaciones como la Cruz Roja.

La compensación recibida por la persona que contribuyen a este tipo de proyectos es, en algunos casos, sólo una recompensa social. Aunque suene extraño desde la lógica del sistema capitalista, donar dinero a un proyecto puede llegar a entenderse por la alineación entre los intereses sociales de la organización y los valores personales del donante. En otras ocasiones, los microinversores reciben algún tipo de retorno: pequeños regalos (camisetas, encendedores promocionales, etc.), la adquisición de un derecho compartido de creación, mención directa y reconocimiento, descuentos, e incluso la posibilidad de recuperar el dinero invertido después de un cierto período de tiempo. La opción de una u otra alternativa depende en gran medida del tipo de proyecto y de la cantidad aportada.

En esta crisis (de un calado que ríete tú de la profundidad de las fosas de Las Marianas) han emergido muchas plataformas de crowdfunding. Un listado de más de más de 40 plataformas de habla hispana se pueden consultar en el siguiente post del blog de Luis Amodeo. Pero hoy nos vamos a detener en una de ellas que presenta una particularidad especial respecto a la compensación que reciben los "crowdfunders": Goteo y el retorno colectivo.

Pero... ¿qué es lo que diferencia a Goteo del resto? El elemento diferenciador de esta plataforma es la filosofía del proyecto en torno al procomún, una nueva manera de expresar una idea muy antigua: que algunos bienes pertenecen a todos, y que forman una constelación de recursos que debe ser activamente protegida y gestionada por el bien común. El procomún lo forman las cosas que heredamos y creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras.

Para contribuir al procomún, los proyectos que busquen financiación a través de Goteo deben aportar un retorno colectivo a la sociedad y siempre bajo la fórmula de conocimiento libre. Además debe existir la posibilidad de colaborar de otra manera para los que no puedan o prefieran no aportar dinero. Goteo es una plataforma de crowdfunding para gente que busca la rentabilidad social de las iniciativas, tanto para los promotores como para la sociedad.

Con esta filosofía como bandera, Goteo ha contribuido a la financiación colectiva de proyectos tan variopintos como la campaña "No nos vamos, nos echan" (www.nonosvamosnosechan.net), liderada por el colectivo Juventud Sin Futuro para visibilizar y movilizar a los jóvenes que se han visto forzados a emigrar y los que sufren la precariedad en nuestro país; o también el Festiva de agitación escénica DeCorrido, -celebrado en la primera semana de junio en Murcia- y que ha ofrecido a los creadores la oportunidad e presentar sus obras en escena.


Algunos ejemplos del retorno colectivo de estos proyectos son la puesta a disposición de la sociedad de los archivos digitales que recopilarán la historia de miles de jóvenes forzados a emigrar por la falta de expectativas laborales y la posibilidad de revertir el discurso político dominante sobre la emigración de los jóvenes. En el caso de DeCorrido, la comunidad tendrá a su disposición todos los videos realizados de las actuaciones desarrolladas en el Festival, como aparece en el siguiente botón de muestra.




Con el retorno colectivo todos ganamos. Por eso, por la filosofía de trabajo de Goteo, le damos nuestra más sincera enhorabuena. GRACIAS.

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