miércoles, 24 de abril de 2013

E-empowerment de empresas sociales (II): Gestión de las fuentes de financiación

En la primera parte de este post indicábamos que existen Organizaciones Promotoras del Emprendimiento Social (OPES) que apoyan a los emprendedores sociales tanto en espacios físicos como especialmente en espacios virtuales (e-empowerment). El ecosistema de empoderamiento que ofrecen estas OPES a los emprendedores sociales gira en torno a cuatro vectores principales: financiación, networking, formación y asesoramiento. Hablemos ahora sobre el primero de ellos.

Durante las primeras etapas de un emprendimiento de negocios cualquier colaboración en materia de financiación es bienvenida. En relación con los emprendimientos sociales existen tres fuentes de servicios relacionadas con la obtención de fondos: la financiación colectiva o crowdfunding, los fondos de inversión social y los fondos de incentivos públicos para emprendedores sociales.

La financiación colectiva o crowdfunding es una forma de financiación basada en aportaciones económicas, a menudo en pequeñas cantidades (los microcréditos), proveídos a proyectos específicos por parte de personas de la comunidad. Estas contribuciones se realizan con el fin de brindar la oportunidad a los emprendedores sociales de poner en marcha sus ideas empresariales. La compensación recibida por la persona que ha contribuido con dinero a menudo es sólo una recompensa social. Aunque suene extraño desde la lógica del sistema capitalista, donar dinero a un proyecto empresarial puede llegar a entenderse por la alineación entre los intereses sociales de la empresa y los valores personales del donante. En otras ocasiones, los microinversores reciben algún tipo de retorno: pequeños regalos (camisetas, encendedores promocionales, etc.), la adquisición de un derecho compartido de creación, mención directa y reconocimiento, descuentos, e incluso la posibilidad de recuperar el dinero invertido después de un cierto período de tiempo. La filosofía y el funcionamiento del crowdfunding están estrechamente relacionados con el desarrollo y el uso de plataformas del Internet, por lo que es muy difícil extrapolar esta idea a las OPESs físicas (tal vez el ejemplo más parecido, para el caso de las experiencias físicas, sería la recolección individual de fondos llevadas a cabo por organizaciones como la Cruz Roja).



Una de las OPESs virtuales creada recientemente bajo la fórmula de crowdfunding para financiar proyectos sociales es Buzzbnk (www.buzzbnk.org). Esta empresa de origen británico fue establecida a finales de 2010 con el propósito de vincular a los emprendedores sociales con inversionistas menores que comparten un deseo de cambio y transformación social. Otras dos experiencias más de e-empowerment del emprendimiento social son FundedByMe (www.fundedbyme.com) y StartSomeGood (www.startsomegood.com). La primera es una organización sueca que utiliza su plataforma virtual para impulsar el crecimiento y desarrollo de una diversidad de empresas que tienen como fin aumentar los valores intrínsecos de la comunidad en áreas tales como educación, cultura, música, salud, etc. Por su parte, StartSomeGood surge como una propuesta global para fomentar la capacidad de innovación social y su función principal es involucrar económicamente a cualquier persona u organización en aquellas ideas innovadoras que son de interés social mutuo: un ejemplo concreto es que, en tan sólo doce días, este sitio web ha recaudado cerca de 3.000 dólares para financiar emprendimientos sociales dirigidos a reducir la brecha educativa en países en desarrollo: Dos aborígenes y Torres Strait Islander Students.

Los fondos de inversión social suponen otro esquema utilizado por las OPESs para facilitar recursos financieros a las empresas sociales. Estas fuentes consisten en bienes de capital generalmente gestionados por fundaciones. Dependiendo de sus principios fundacionales, los fondos de inversión social financian proyectos sociales potencialmente transformadores en áreas tan diversas como la inserción laboral de colectivos en riesgo de exclusión, viviendas sociales, el comercio justo, desarrollo rural, energías renovables y eficiencia energética, productos y servicios eco-eficientes, la educación ambiental, etc. Algunas de las fundaciones en este sentido son la Kellogg Foundation (www.wkkf.org), la Fundación Skoll (www.skollfoundation.org) o el Fondo Acumen (www.acumenfund.org), un patrocinador de empresas sociales que ofrece asistencia financiera a cualquier innovador social cuyas ideas contrarresten la falta de acceso de alimentos y servicios esenciales a las poblaciones en todo el mundo: la salud, el agua potable, la vivienda, y los insumos agrícolas y servicios. Una relación completa de los proyectos financiados por este fondo, clasificados por países y por tipo, se encuentra disponible en la siguiente dirección web: www.acumenfund.org/investments.html.


Los fondos de inversión para la promoción del emprendimiento social pueden también provenir de las instituciones bancarias tradicionales. Las asignaciones presupuestarias que estas instituciones manejan para apoyar a las empresas sociales son, en ocasiones, directamente gestionadas por ellas mismas y, en otros casos, administradas por organizaciones “socios” que se unen entre sí para fomentar la innovación social. En relación a este punto, el Deutsche Bank anunció recientemente el lanzamiento de su fondo de inversión social “Impact Investment Fund I”, el cual está dirigido a facilitar recursos económicos a los emprendimientos sociales con la capacidad interna para generar impactos positivos en sus comunidades, a la vez que generan beneficios para su auto sostenibilidad. En España, la Caja de Ahorro Bilbao-Vizcaya “BBK” patrocina un programa denominado Fondo de Solidaridad que está orientado a la implementación y promoción de proyectos sociales sostenibles con las más altas posibilidades de impacto en la mejora del bien social. Los recursos para estos fondos provienen de los depositantes (quienes donan los intereses de sus depósitos), de la propia institución financiera (duplicando cada unidad monetaria aportada por los depositantes) y de donaciones externas.


Centro Ola BBK financiado con el apoyo de BBK Solidarioa

Finalmente, en los últimos años también han surgido una serie de iniciativas públicas para apoyar la financiación de proyectos de innovación social. En 2011, el Primer Ministro del Reino Unido anunció el lanzamiento del programa “The Giving White Paper” el cual traía consigo un gran número de medidas e incentivos para el desarrollo del empowerment del emprendedor social. Unos años antes, Escocia abría una línea de crédito por un monto de 29 millones de libras para prestar apoyo financiero a las empresas sociales a través del “Fondo de Inversión Escocés”. Un último ejemplo lo constituye la creación de la Oficina de Innovación Social y Participación Ciudadana, propuesta por el presidente Barack Obama (www.whitehouse.gov/administración/fp/SICP/blog), en la que se identifican muchos de los programas de innovación social susceptibles, entre otras cosas, de ser beneficiados con fondos públicos para la inversión social.

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